lunes, 26 de marzo de 2012

¡Sí al cambio!

Transformar un mueble es algo espectacular, porque es adaptarlo a nuestras necesidades y a nuestros gustos. Hay distintas formas de hacerlo y acá les explico cuáles son las que yo tengo en cuenta cuando encuentro un mueble.

Cambiar la forma:
A veces podemos cambiar la forma de un mueble para adaptarlo a alguna necesidad. Como ejemplo les cuento que hace poco le saqué las puertas a un ropero antiguo que compramos para una casa anterior que no tenía placards, y que últimamente usábamos para guardar platos. A partir del cambio lo empezamos a usar como biblioteca para algunos libros lindos y álbumes de fotos, y armamos un barcito en uno de los estantes. Le pusimos el equipo de música y nuestras cajas de CDs y ahora es un mueble súper útil, mientras que hace un mes corría el riesgo de ser mandado al garaje por no “encajar” en ninguno de mis ambientes.

Otro ejemplo es una cajonera que junté con otro mueble para armar un vajillero que se volvió un elemento fundamental en nuestro comedor de diario.

Cambiar la pintura:
Con esto me refiero a cualquier cambio en la pintura del mueble, incluyendo el de sacarle la pintura (que, dicho sea de paso, es uno de mis preferidos). Hay incontables alternativas, tantas como colores y tipos de pinturas. Mis preferidas son los aerosoles Painter´s Touch, los acrílicos, las lacas al agua y el barniz satinado.
El cambio de pintura es, posiblemente, el cambio más impactante en un mueble. La capacidad de ser pintado y vuelto a pintar le da una versatilidad increíble y le abre camino en distintos ambiente.    
Cuando mi hija mayor tenía dos años, una amiga de mi mamá me prestó la mesita que había sido de sus hijos. Mientras me la confiaba, me contó todos los colores con los que había sido pintada y los ambientes de su casa por los que había pasado. Me pareció genial que algo tan chiquito y simple tuviera tanto Curriculum Vitae. Yo la lijé y la usé color madera, combinada con sillitas blancas. Cuando nos fuimos de Argentina se la devolví para que siguiera haciendo historia en su familia y puedo asegurarles que ya tiene un nuevo color y una nueva función.

Decorado:
Hay muchas técnicas de decorado de muebles, pero muy pocas que yo haya probado. Sólo voy a hablar de esas pocas, porque deben ser las más sencillitas. La más popular entre mis muebles es el “envejecimiento”, que logro lijando el mueble desprolijamente y aplicando betún de Judea a la cera (muchas veces mezclo el betún con cera líquida para aligerarlo). El efecto es muy bueno: la pintura se oscurece y la cera le da un brillo muy natural, muy cálido. Es ideal para aplicar sobre esmaltes satinados, acrílicos y látex.
Otra técnica de decorado de muebles muy popular es el “decoupage”, que involucra pegar papeles al mueble y barnizarlo después. Lleva algo de tiempo y algo de destreza, pero nada que una persona común y corriente no pueda adquirir (a la destreza me refiero, el tiempo escasea, ya lo sé). El decoupage más purista se hace con servilletas de papel, pero varios lo hemos adulterado con papeles más gruesos y hasta cartulinas, y no nos ha pasado nada malo. A mi juicio, queda muy lindo aplicado a partes de un mueble, como cajones o tapas. Pueden ver algunos de mis decoupages en entradas anteriores: De canasto a mesa de luz, No Good, De la Calle al Living.


También mi cuñada Cari decoupageó (ya que estamos, fabriquemos un verbo) una mesita que le quedó espléndida, y que pueden admirar en el blog de mi hermanita Vicky,
Cantando Victoria.
De “stencil” todavía no puedo hablar, pero esperen un tiempito y les voy a mostrar algo que pienso hacer con esta técnica (Si esperan un tiempito y no pasa nada, ni pregunten! Quiere decir que no da para ser visto).

Herrajes nuevos:
Uno de mis preferidos. Me encantan los herrajes y me podría pasar horas dándole vueltas a la calesita de herrajes de Anthropologie, imaginando en qué muebles quedarían lindos o pensando cómo combinarlos. Los herrajes son muy buen maquillaje. Pueden darle el toque copado a un mueble o, pueden disimular la mala calidad de un mueble o su falta de estilo. Pueden ayudarnos a personalizar muebles que no son nuestros (y que por eso no podemos pintar). Pero ¡ojo! Los herrajes son caros. Sí, tal vez es lo más caro dentro de lo que podemos hacer para transformar un mueble, así que hay que tomarse un tiempito para elegirlos bien.
ENTONCES, si en su casa tienen algún mueble que no les gusta o no les pega con nada, ¡ánimo!. Con alguna de estas transformaciones, les va a quedar bárbaro. Suerte en el intento y si necesitan ideas, me avisan.
¡Hasta la próxima!
Sole
PD: Si les divierte, en la web de Anthropologie hay una aplicación para jugar con distintos tipos de muebles y cambiarles el color y los herrajes. Si quieren chusmear hagan click acá y vayan a DIY Hardware, en la columna TOOLS del cuadrito.

jueves, 22 de marzo de 2012

La mesa de la cocina, nuestro mueble preferido


El mueble en sí no es gran cosa, como podrán ver. Es una mesa redonda de madera clara con cuatro patas cilíndricas. Mi trabajo fue muy simple. Pinté las patas y el aro de madera sobre el que apoya la tapa con pintura en aerosol blanca bien satinada.  Después de un intento frustrado de aplicarle impregnante a la tapa (no lo absorbía uniformemente), la volví a lavar y mi marido me pidió que la dejara “así nomás, rústica”. Tiene marcas, rayas, lijaduras excesivas y algo del impregnanate que se coló por las vetas. Pero nos gusta. Y su rusticidad la hace apta para cualquier enchastre que quieran hacer los chicos y sus marcas de se confunden con las marcas de los años.
En cuanto a mi aporte, creo que las patas blancas que quedan muy lindas. Es un toque ideal para una mesa o un banco que no necesitamos ensalzar mucho, pero que queremos que quede prolijo y luminoso. Le cambia el aspecto de mueble descartado a mueble querido, noble.
Espero que sirva como idea rápida para darle una lavada de cara a cualquier mueble no demasiado vistoso. Hasta la próxima.

domingo, 18 de marzo de 2012

Inspirado en St. Patrick's



Después de una noche de mucho verde sigo inspirada así que armé esta pequeña muestra de muebles de uno de mis sites preferidos: Design Sponge. Si quieren saber, mi preferido es el banquito de la esquina superior derecha. Sí, tengo debilidad por los banquitos y sillitas. Como me dijo el otro día el vendedor de una casa de muebles, "Everyone has its thing". Y la mía son los banquitos. Nada que hacer.


jueves, 15 de marzo de 2012

Dos piezas

Este es un mueble que armé a partir de dos muebles que encontré en la calle. La parte de abajo, una especie de cajonera de 3 cajones, la encontré una noche que iba a comer con amigas. La alzada la levanté otro día, pensando que era una biblioteca. Después de mirarla un poco me di cuenta de que era la alzada de algún mueble, y que por la forma, no iba a quedar muy linda como biblioteca. Varios días después se me ocurrió la idea de "presentar" los dos muebles juntos, a ver cómo quedaban... y... como decía Roberto Galán: se ha formado una pareja!



Tengo que admitir que me llevo meses terminar el trabajo (no porque me llevó meses el trabajo, sino porque no lograba encararlo). Lijé (sólo para darle porosidad, no para sacar todo el barniz que tenía) y pinté cada una de las partes (la alzada, el fondo de la alzada, la cajonera y los cajones) con una pintura en aerosol muy buena que tienen por acá que se llama Painter´s Touch, color Flat White. Entre capa y capa le di una lijada fina. Finalmente, le puse herrajes nuevos de Anthropologie (que conseguí en el SALE, a muy buen precio) y así quedó.


Ahora, ubicado en el comedor de diario, es un mueble fundamental de la casa que guarda todo lo que usamos para el desayuno y el té, manteles, servilletas, mis cuadernos de recetas y algunos juguetes en el último cajón.


miércoles, 14 de marzo de 2012

¡Volví!

Después de que mi hermanita puso en evidencia el abandono de mi blog, sentí que tenía que volver a intentarlo. No crean que me estaba haciendo rogar. Lejos de eso. Lo cierto es que empecé el blog para mostrarle a mi familia que tengo lejos los muebles que voy reciclando y, finalmente, fui usando otros medios. No creía, en ese momento, que podía haber otras personas interesadas en ver mis posts para sacar ideas o inspirarse. Después de volverme un poco más lectora de Blogs (en parte gracias a “Cantando Victoria”), entendí que hay mucha gente dando vueltas por la blogósfera buscando inspiración. Incluso a mí, que soy relativamente poco consumidora de blogs, varios me han inspirado y me siguen inspirando en muchas de mis aficiones (mis hijos, la fotografía, los muebles, la decoración, la lectura, los detalles, entre otros). Por eso, porque creo que ver a otros hacer algo que hace rato tenemos ganas de hacer es un potentísimo motivador, voy a volver a bloggear. No esperen maravillas. No esperen muy alta frecuencia. Voy a bloggear, pero voy a seguir siendo yo.